Cada día, a las 13 horas y 13 minutos, una catástrofe se cierne sobre la Tierra. Desconcierto, confusión, nerviosismo, violencia, paranoia... son muchos los sentimientos que están desencadenando esta serie de tragedias. ¿Se trata de una invasión alienígena planificada? ¿una concadenación de desastres geológicos? ¿tal vez Dios ha decidido poner fin a su creación? ¿o es el propio ser humano el arquitecto de semejante "selección natural"?
Vuelve el género apocalíptico (a lo grande), y lo hace de manos de Christophe Bec y Yermo Ediciones.
Para todos los que disfrutamos con este género, Prometeo es, sin lugar a dudas, nuestra "saga del año". Yermo Ediciones recoge en este volumen los cinco primeros álbumes franceses, y son una auténtica maravilla.
Christophe Bec, guionista y dibujante que ya hemos visto en otros cómics como Cero absoluto, Santuario o Carthago (reseñado AQUÍ), nos trae esta vez una trama apocalíptica al más puro estilo de los grandes filmes televisivos de ciencia ficción y catástrofes, en donde mantener en vilo al espectador hasta el momento preciso e ir incrementando la tensión paulatinamente es todo un arte.
Este artista, acompañado para la ocasión por un elenco de dibujantes de estilos, sino idénticos, muy parecidos, como Alessandro Bocci, Stefano Raffaele, Frédéric Peynet, Vax, Thierry Démarez, Federico Ferniani o Ruizgé, demuestra con este Prometeo la que para mi es su explosión artística. Su labor a los guiones se me antoja harto complicada, ya que no solo estamos hablando de las dificultades inherentes al correcto desarrollo de una trama (pre)apocalíptica, en donde el lector fácilmente puede acabar con un barullo importante de fechas, lugares y personajes en la cabeza, sino que el propio nudo de la historia, envuelto en numerosas explicaciones plausibles, no hace sino añadir más riesgo a una trama de por sí compleja. Digno de admiración es que Bec consiga salir airoso de todo ello, y aún lo es más cuando demuestra no estar dejando nada a la improvisación. ¿Y sabes cuál es la guinda del pastel? Que de todo este trabajo de ingeniería tú no te enteras, no. A ti, lector, el producto te llega en una edición perfecta que contiene 240 páginas y que devorarás como si no hubieras leído en una semana.
Pd. Bec me ha recordado bastante aquí a la mejor versión de Brian Wood, que para mí es la de DMZ. No le importa las páginas de más que tenga que gastar para mostrar aún más trasfondo sobre su historia. Se nota cuánto se gusta y que está en su salsa, y oye, yo he disfrutado con él. No le quitaría ni una sola página a este primer volumen.