Con motivo del 70 aniversario de la creación del personaje Lucky Luke, el autor francés Matthieu Bonhomme ha desarrollado una historia que sirve de homenaje a partir del legado de Morris. Para ello, toma prestado el título de la majestuosa película de John Ford, por lo que a simple vista da la sensación que estamos ante un gran cómic.
La verdad es que si pensamos en un cómic que sirva de homenaje al más famoso cowboy del cómic franco belga, la mayoría pensaríamos que el autor perfecto sería Bonhomme. El autor francés es en estos momentos uno de los autores más en forma del mercado. Este mismo año hemos podido disfrutar del segundo integral de Esteban y de la continuación de Texas Cowboys, donde ya demostraba que domina a la perfección el género del western, aunque en esta serie contaba con la colaboración de Lewis Trondheim al guión. Ambas series nos la ha traído Norma y son de lo mejorcito que podemos leer en sus respectivos géneros.
Este cómic arranca como debe arrancar este tipo de historias: con una escena impactante en la que vemos el cadáver de nuestro protagonista tirado en el polvoriento suelo del lejano oeste. A partir de ahí, la obra viaja unos días al pasado para contarnos cómo hemos llegado hasta esa trágica escena.
Este cómic arranca como debe arrancar este tipo de historias: con una escena impactante en la que vemos el cadáver de nuestro protagonista tirado en el polvoriento suelo del lejano oeste. A partir de ahí, la obra viaja unos días al pasado para contarnos cómo hemos llegado hasta esa trágica escena.
Estamos ante una historia crepuscular (tan típica de este género) donde Lucky Luke es una leyenda, por lo que quien lo mate se convertiría en otra. Bonhomme arriesga poco en el guión, ni falta que le hace, ya que da en cada momento lo que pedimos, formando un conjunto bastante redondo, aunque no cuente nada que no hayamos visto ya.
En cuanto al dibujo, decir que hasta ahora hemos visto dos Bonhomme: por un lado el de Texas Cowboys, que es buen dibujo pero simple en cuanto a los fondos. Y por otro lado el de Esteban, bastante más pulido y trabajado. El hombre que mató a Lucky Luke está más cerca de este segundo e incluso superándolo, alcanzando nuevas cotas de calidad.
En definitiva, estamos ante un buen cómic y un buen homenaje que alcanza el notable sin llegar al sobresaliente. La edición de Kraken es espectacular, aunque también es cierto que un poco cara. Los fans del cowboy más rápido que su sombra tienen aquí una compra obligada, y los que no han leído nada del personaje también pueden disfrutar mucho de esta lectura, así que solo me queda decir Bang! Bang! Lucky Luke.