El Millarworld se expande a una velocidad espectacular. Si anteriormente ya hemos disfrutado de grandes dibujantes como Frank Quitely, Romita Jr. o Duncan Fegredo, esta vez le toca el turno a uno de los dibujantes más en forma del mercado actual, Sean Murphy, por lo que presumiblemente da la impresión que estamos ante una de las obras más divertidas del año, ¿será así?
Reconozco
que Mark Millar es mi placer
culpable. En cuanto veo en mi tienda habitual una nueva obra no puedo resistirme
y me la tengo que llevar ipso facto.
Millar lleva ya años haciendo guiones fáciles que no sorprenden pero que
entretienen una cosa mala. Es cierto que a veces es demasiado obvio que su
único objetivo es la adaptación de su cómic al cine, hasta el punto de vender
los derechos incluso antes de que salga al mercado. Esta actitud meramente
económica es lo que ha hecho que muchos se alejen del autor pero que a mí nunca
me ha importado demasiado, y he seguido disfrutando bastante de sus últimos trabajos,
salvo con la inefable Superior.
Tengo
que decir con todo el dolor de mi ser que la mencionada Superior tiene en Crononautas
una fiel aliada en cuanto a calidad. El argumento es el que sigue: Dos genios científicos
se embarcan en el primer viaje en el tiempo de la historia, que les llevará
desde la Antigua Roma hasta los mejores conciertos de los años ochenta, pero
jugar con la Historia no siempre tiene consecuencias divertidas.
Es decir, esta vez Millar se mete en el manido pero
agradable mundo de los viajes en el tiempo. Si con Starlight se atrevía con las space
operas, y con Mph en el concepto
de la súper-velocidad, era previsible que antes o después probara con los
viajes temporales. El problema que veo no es que el acercamiento a este
subgénero sea fácil y nada original (como todos los acercamientos que ha hecho
a otros géneros), sino que lo que cuenta me parece algo tonto y totalmente
insustancial. Las obras de Millar
tienen un componente "molón" y "guay", pero aquí lo lleva a
un extremo que parece ridículo y digno de un autor sin talento alguno. Cada
viaje en el tiempo es más "chorra" que el anterior y cada situación
más irrisoria, hasta llegar a un final a la altura de la función.
En cuanto al dibujo
de Murphy sólo decir que ni siquiera
él es capaz de salvar el tebeo. Cumple pero sin estar al nivel que hemos visto
en otros trabajos, en parte porque el "qué" es tan ridículo que poco
importa el "cómo". La verdad es que el tiempo que ha dedicado a
dibujar este cómic lo podía haber invertido en venir a mi piso y pintar una
pared, que hubiera lucido mucho más.
En definitiva,
estamos ante uno de los peores tebeos de este año, y no digo el peor porque
también he tenido la suerte de leer los dos tomos de Archie que han salido por aquí.