He de reconocer que me llena de "alegría y satisfacción" reseñar este cómic, al igual que ya me pasara con Antares, la tercera parte de Los mundos de Aldebarán, y Kenia, antecedente del cómic que me ocupa hoy.
¿El motivo? Está claro, ¿no? ¡Ecc nos ha rescatado la vertiente de ciencia ficción del brasileño Leo! Pero a lo que vamos... ¿qué pasa con Namibia?
Es superior a mis fuerzas. No puedo ponerme a hablar directamente de este cómic sin antes decirte dos cosas. La primera, que se trata del segundo ciclo de otra trilogía de ciencia ficción como lo fue Los mundos de Aldebarán; el primero fue Kenia, y el último, que se titulará Amazonia, tan solo consta de un capítulo por ahora en Francia, por lo que nos tocará esperar, mucho me temo, hasta la segunda década del siglo... La segunda, que no hay de qué preocuparse, estos ciclos son totalmente autoconclusivos, compartiendo tan solo algunos de los personajes y la protagonista, Kathy Austin, como nexo de unión entre ellos, por lo que la espera es puramente por ansia viva de seguir disfrutando de la imaginación de estos artistas.
Soltada esta pequeña parrafada, voy al lío con Namibia. Este cómic retoma los pasos de la agente británica Kathy Austin, que tendrá que investigar unos misteriosos sucesos acontecidos en esta región de África, encabezados por el supuesto avistamiento del político nazi Hermann Göring, cuyo suicidio se certificó hace tres años. A poco que conozcas la obra de Rodolphe y Leo ya habrás descartado la posibilidad de que estemos hablando de muertos vivientes...
Namibia contiene todos los pilares que definen a las tramas del afamado guionista brasileño: sucesos inexplicables que se mantienen en la sombra durante buena parte de la historia, criaturas inverosímiles, una protagonista femenina enfrentada al papel del hombre como héroe por antonomasia, gobiernos autoritarios y la religión como el "opio para el pueblo".
En conjunción con el también guionista Rodolphe, Leo demuestra una vez más lo bien que se le da imprimir ese ritmo pausado -pero equilibrado- a las tramas de ciencia ficción, alternando acción con investigación y suspense hasta tal punto que uno llega a plantearse si es que estamos ante una fórmula perfecta, porque por más que repite el estilo en todas sus obras, uno nunca tiene suficiente.
En lo que respecta a la parte gráfica, esta vez ha cedido el testigo en su mayoría a Marchal, dibujante que bien podría hacerse pasar por el brasileño en lo que respecta a las composiciones de página y trazo, tan rígido y clásico como el suyo.
Si ya me harté de darle las gracias a Ecc por traer el último ciclo de Los mundos de Aldebarán, Antares, y ya me deshice en halagos cuando trajeron Kenia, ahora ya no sé qué más decir... Mira que sacan poco cómic europeo, pero cuando lo sacan...
La lectura enriquece el alma,
