Volvemos nuevamente a la ciencia ficción, algo que, a nada que hayáis leido mis reseñas, no os extrañará. En este caso os traigo una obra que llevo siguiendo desde que se empezó a publicar y que, por fin, ha llegado a España.
El omnipresente Rick Remender nos presenta una obra futurista, con una sociedad absolutamente distópica y que, muy a nuestro pesar, se puede ver claramente que es el resultado evolutivo lógico de nuestra realidad. A ver si os suena... una sociedad dominada por la tecnología y en el que la conexión total es tan plena que produce un abotargamiento global que sirve de anestésico, permitiendo que grandes conglomerados empresariales se hagan con el poder real. El cómic transcurre en el año 2089, no es precisamente un año muy lejano, de hecho muchos de los que leais esta obra veréis ese año en vuestro calendario, y esto hace que la historia que nos presenta Remender adquiera un aire aún más oscuro y perturbador.
La historia, en el fondo, es una lucha entre la luz y la oscuridad, representada claramente tanto por los dos escenarios principales donde se desarrolla este primer volumen como por los protagonistas cuya historia de amor es, realmente, el motor de la obra. Por un lado tenemos a Debbie Decay, la última persona libre de tecnología de la Isla de los Ángeles (cuanta información en una sola frase, ¿verdad?) y por otro lado, a su pareja Led Dent, cuyo cuerpo está alterado gracias a la tecnología, teniendo la necesidad vital de estar continuamente “conectada”... luz y sombra.
El libro comienza de una manera trepidante, con una persecución delirante por la Isla de los Ángeles en la que el equipo artístico, formado por Sean Murphy y Matt Hollingsworth, se vuelve muy loco al representarnos esta sociedad de una manera tan maravillosamente excesiva que hará que te pares en cada viñeta para analizar los detalles, eso si eres capaz de hacerlo, porque la narrativa visual te empuja a avanzar al ritmo de la persecución y de los tambores que resuenan en tu cabeza… bueno, eso último puede que sea solo cosa mía. Después de estos momentos de frenesí y por la magia de la trama que, lógicamente, no os voy a desvelar, nuestro protagonistas terminan en el Jardín de Tokio, el último reducto libre de tecnología que queda en el planeta. En este Jardín el frenesí del dibujo se transforma en una suma de postales que te invita a realizar una lectura más calmada, eso sí, volviendo a pararte para admirar cada viñeta.
En cuanto a la edición, ninguna sorpresa, el formato es al que Norma nos tiene acostumbrados para este tipo de obras, encuadernación rústica, en este caso 136 páginas en color a un precio de 16,50€.
Estamos ante una obra distópica de manual, en donde nuestros protagonistas huyen hacia delante como única manera de vivir. Remender, gran conocedor del medio, nos regula las emociones en cada una de las cinco grapas que componen el libro y a su vez nos depara un gran final para este primer tomo (primero de dos); efectivamente, el cómic está compuesto por diez números que ya están recopilados en dos TPB, por lo que pronto la tendremos completa.
Bien escrita, bien dibujada y, algo importante, con la trama bien distribuida, imprescindible para todos los amantes de la ciencia ficción y para todo aquel que disfrute de una obra reflexiva pero que no deje de lado la más trepidante acción.
Espero que disfrutéis de una buena lectura, nos leemos... o no...