Esta reseña tenía que llegar. Lo sé, hemos intentado retrasar su llegada, obviar que ya estaba ahí, pero maldita sea. Maldito sea aquel que dijo que todo lo bueno se acaba. Qué razón tenía...
Termina Okko, queridos lectores; termina Okko.
Primera fase, negación.
Hace ya muchos, muchos años que Rossell inició la publicación de esta saga, dejándola inconclusa, y el pasado 2015 Yermo Ediciones nos dió la noticia que muchos andábamos esperando. La editorial catalana recuperaba esta saga, un referente sin duda del cómic europeo ambientado en el Japón feudal y las criaturas del folclore oriental, y lo hacía por donde se había quedado, el Ciclo del fuego. Tras ello, se sucedieron las aventuras anteriores de la saga y, por último, este Ciclo del vacío. Sí, he dicho "último", pero no me puedo creer que Hub haya terminado así su saga, ya que esta aventura no termina de convencerme de que esto haya sido todo. No me lo creo.
Segunda fase, ira.
Tras unas aventuras espectaculares como las que vivimos en Agua o Aire, este Vacío se mete de lleno en el gran tema que aún quedaba pendiente, el origen de Okko, Noburo y Noshin. Sin embargo, desde aquí he de expresar un cierto desconcierto por la forma en que Hub ha llevado esta última aventura. Tal vez las expectativas sobre este tema habían llegado ya a un punto que era casi imposible alcanzar, pero el hecho es que no he llegado a conectar del todo con el tono que nos plantea el autor, y mucho menos con el fondo.
Tercera fase, negociación.
Dicho esto, el trazo de Hub y la ayuda de Li en el color sigue manteniendo el apartado gráfico a un nivel brillante, y tampoco puedo decir mucho del ritmo que ha elegido Hub para este último tomo, siendo evidente que el recurso de la vista atrás iba a poblar las páginas del Ciclo del Vacío.
Cuarta fase, dolor emocional.
Es inevitable para mi reseñar este capítulo de la saga y no separar de él un cierto grado de nostalgia. Son varios años leyendo a Hub, varios años conociendo sus aventuras en este Japón mitológico y de fantasía y varios años sabiendo que estaba ante una de las sagas europeas niponas que ocuparían un lugar preferente en mi estantería. Tal vez no haya sido del todo justo con esta reseña, y es que gran parte del tono refleja ese "dolor" por una saga que se termina y de la que ojalá tuviéramos una nueva aventura cada año. Hub ha sabido crear una historia que ha dado para todo: acción, intriga, suspense, fantasía, amor y emoción, y, tras una gran época, toca decir adiós. Solo espero un heredero que, al menos, esté a la altura (y no lo va a tener nada fácil).
-Quinta fase, aceptación-
Okko termina aquí, queridos lectores. Tal vez los más "románticos" de nosotros hubiésemos deseado otro tipo de final, pero no hay margen a la duda: esta saga es sobresaliente.
Okko termina aquí, queridos lectores. Tal vez los más "románticos" de nosotros hubiésemos deseado otro tipo de final, pero no hay margen a la duda: esta saga es sobresaliente.
La lectura enriquece el alma,