¡Sigo hablando de piratas!
Sí, reconozco que estos días pasados he tenido un cierto mono por este tipo de aventuras. "No busco el oro, busco la libertad".
Bueno, pensándolo bien, esta última frase es demasiado "romántica" para esta aventura que nos trae Jean-Yves Delitte.
El pintor oficial de la marina belga, reseñado ya aquí por su Belem o Neptuno, parece haberse convertido en una de las cabezas de Yermo Ediciones. Sí, sé que aún tengo pendiente La sangre de los cobardes, ese será el siguiente.
Este integral de Black Crow recopila los tres primeros álbumes de la saga y, pese a que tenía entendido que se trataba de la opera prima del autor, sigo quedándome con Belem sin lugar a dudas. Black Crow es una historia de piratas bastante atípica, puesto que nuestros protagonistas pasan más tiempo en tierra que surcando los mares. Tampoco existe esa "búsqueda romántica" de la que hablaba al principio de esta reseña, lo que, si bien es verdad, hace de esta saga una más realista y menos aventurera, marcada por la época que el autor elige para enmarcar los hechos, la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Dicho esto, el cómic no está exento de su pequeña dosis de fantasía, presente en el segundo arco argumental de este volumen, aunque esta no es nada realmente sorprendente. Jean-Yves Delitte es un artista con todas las letras, pero es infinitamente mejor como dibujante que como narrador. Belem, sin embargo, cuyas historias estaban inspiradas en su inmensa mayoría en las propias vivencias del barco francés, me parece una historia bastante más redonda que este Black Crow, en donde se evidencia la falta de esa chispa que te engancha -por ahora-, pese a los esfuerzos del autor por dotar de cierta profundidad a su protagonista.
¡Pero, ojo! Que no está todo dicho. Black Crow aún no ha terminado, así que toca ver qué nos tiene reservado Delitte. Yo, por supuesto, lo quiero averiguar.
La lectura enriquece el alma,