Un hospital psiquiátrico, una protagonista que ve demonios infernales y que, por supuesto, no está loca, y unas más que obvias reminiscencias a uno de los grandes estandartes de nuestro querido guionista malagueño, El velo. ¿Repetitivo, o genialidad?
Albert Einstein decía "Todo el mundo es un genio, pero cuando juzgas a un pez por su capacidad para trepar árboles, se pasará la vida pensando que es estúpido". He sacado esta frase a colación porque El Torres es un verdadero genio como guionista y creador de historias y, afortunadamente, sigue pudiendo trabajar de ello pese a que las condiciones normalmente nunca son las mejores, y eso es algo por lo que brindar para los que, como yo, adoramos el género de terror. No hay nadie como este guionista ahora mismo en su campo.
Camisa de fuerza nos sitúa en la piel de Alexandra Wagner, una interna en el psiquiátrico Mclaine que cree estar protegiendo a nuestro mundo de una invasión de seres malignos venidos del mismísimo averno, aunque ello suponga haber matado y descuartizado a su propio hermano.
Este es un tema ya recurrente en el universo del guionista, y es que en El bosque de los suicidas la protagonista podía ver seres que el resto no -muertos, en ese caso-, al igual que pasaba en El velo, álbum este último al que se hace más de una referencia en este cómic. De hecho, tanto es así que este Camisa de fuerza sucede en el mismo "mundo", y es el propio autor el que declara en los extras que incluye el álbum su intención de crear una historia en la que las protagonistas de ambas historias se crucen. ¿Te imaginas qué podría pasar?
Sobre el apartado gráfico, he de decir que al principio tenía ciertas reticencias a que se hubiese renunciado al color, pero una vez inmerso en la historia, el juego que hace Guillermo Sanna entre el blanco y negro y el rojo para los momentos más gores o aquellos en los que nuestra protagonista parece perder toda seña de cordura.
A este paso, voy a tener un estante completo de cómics de terror de la "familia" Torres, y oye, ¡eso me encanta!
Pd. ¡Gracias de nuevo, Dibbuks!
La lectura enriquece el alma,
