He de confesaros que cuando veo que una obra ha obtenido un premio en el que se exigen ciertas características no suele interesarme, me da la impresión que es una obra forzada y llevada al encaje, en definitiva, algo artificial.
Desierto de Metal me ha demostrado que no siempre es así.
La obra nos traslada al año 1942 de una ucronía, distópica diría yo, en el que África ha de resistir el envite de la Alemania nazi siendo, prácticamente, último bastión de occidente. En este contexto se nos presenta a Helmut y Onur, dos desertores alemanes, perseguidos por sus compatriotas y que son rescatados por una joven llamada Inma. En cualquier otra obra estos serían los protagonistas, pero como ya veremos, esta no es una obra normal.
A lo largo de la historia vemos como Helmut, Onur e incluso la propia Inma se van convirtiendo en la voz de Axedra, la Ciudad Autómata, que se revela como la verdadera protagonista de la obra. Axedra es una ciudad móvil, llena de prodigios, poblada por los más sabios de entre los humanos y los más avanzados robots que en conjunto han de detener las embestidas del ejército nazi empeñado en hacerse con sus secretos a sangre y fuego. Llegado a este punto es complicado seguir desglosando la trama sin destruir la historia, lo que sí os puedo adelantar es que el final que nos ha preparado Diego Agrimbau no os dejará indiferente.
Lo primero que llama la atención de la obra es la portada,un robot humanoide y con claras influencias africanas, que ya por si sola te sitúa perfectamente en la obra filtrándose hacia el interior. Fernando Baldó nos propone un arte basado en un inteligente uso de la escala de grises, sirviéndose de la facilidad con que los sistemas digitales permiten trabajar por capas. De esta manera nos presenta unas viñetas con mucha profundidad a pesar de carecer, en general, de unos fondos detallados. Baldó tiene un estilo correcto y limpio siendo en las partes mecánicas donde más luce la obra, presentándonos unos ingenios verosímiles y con un halo de realidad.
Una vez llegamos a Axedra es donde claramente reside el núcleo temático de la obra. En la arquitectura de la ciudad, los robots e incluso en los habitantes vemos la unión, la convivencia pacífica y claramente colaborativa de las culturas mediterráneas. Como ya comenté, esta muestra de culturas es una parte tan nuclear de la obra que no parece algo forzado, lo que permite a Baldó realizar una mezcla de arquitecturas y ornamentos muy interesante.
La obra se nos presenta en el formato que ya he denominado en otras ocasiones como formato grafito, es decir, un tomo en rústica de 112 páginas, extras incluidos, con unas generosas solapas y, en este caso, en blanco y negro. El precio es de 15€ y como es habitual en esta editorial incluye una lámina para completar la obra.
Estamos ante un trabajo cuando menos curioso y que, con cada relectura, te va mostrando más de sus secretos. Ciencia ficción con un marcado aire retro, una estética interesante y con un subyacente mensaje que forma el núcleo de la obra sin restar ni una pizca de protagonismo a la trama.
Nuevamente es una publicación valiente por parte de Grafito que sigue completando su catálogo con buenas obras.
Espero que disfrutéis de una buena lectura, nos leemos... o no...