500.000 EJEMPLARES VENDIDOS EN FRANCIA... CREO QUE ESTA RESEÑA PODRÍA SER TAN BREVE COMO ESA FRASE, PERO LAMENTABLEMENTE PARA SEGÚN QUÉ COSAS, ESPAÑA NO ES FRANCIA.
¿QUÉ CABE ESPERAR DE UNA SAGA CUYOS PROTAGONISTAS SON UNA PANDA DE ABUELOS ROJOS DECRÉPITOS? ¿QUÉ AVENTURAS NOS PUEDEN OFRECER?
NI TE LO IMAGINAS...
Amor y amistad.
Estos son, por encima de todo, los dos valores que ponen los artistas Lupano y Cauuet de manifiesto con Los viejos hornos. De hecho, esa frase me viene muy al pego, ya que esta saga está convirtiéndos en todo un manifiesto de ideales, provisto de un envoltorio entrañable y jocoso.
Nuestros trío de abueletes protagonistas, acompañados siempre por la inestimable compañía de la nieta y madre soltera de uno de ellos, Sophie, continúa con sus planes de revolución y rechazo al sistema, gracias a la más que bienvenida suma que recibieron tras su primera gran aventura. Sin embargo, la aparición de un antiguo amor de juventud "truncará" sus planes y los hará hacer piña para encontrar aquel bello recuerdo, aunque... todos sabemos que los recuerdos ya nunca más podrán ser realidad, ¿no?
Reconozco que estos "viejos hornos" me están robando el corazón. Ya me cautivó la estética desde aquel momento en que el primer álbum se alzó con el Premio del Público en el Festival de Angoulême de 2015, pero era imposible de saber lo que esperaba tras esa apariencia entrañable y su fachada "revolucionaria" -¿unos abuelos viviendo aventuras a su edad y no contando viejas batallitas?-. La idea era, francamente, increíble, y el resultado al que está llegando esta pareja de artistazos sublime. Sin duda, es una de las sagas que más me emociona actualmente, si no la que más.
Un cómic no exento de útiles lecciones de vida, de pequeños y bestiales símiles del capitalismo y de un amor por la amistad verdadera, aquella que no entiende de edades.
La lectura enriquece el alma,