Hay cómics a los que uno no se puede resistir, y cuando se trata de un nuevo trabajo de Xavier Dorison, todo el riesgo que podía existir se difumina.
¡Reseño El maestro de armas!
Año 1537. En las recónditas montañas de Jura, un enviado de la iglesia exacerba el odio de los católicos contra un joven protestante y su guía, Hans Stalhoffer. ¿Su crimen? Introducir en Suiza uan biblia traducida al francés para imprimirla. Comienza una persecución sin tregua, pero Hans no es una presa cualquiera: él es el viejo maestro de armas del rey... y la presa está decidida a convertirse en cazador.
Los autores culpables de este cómic: Xavier Dorison, del que en breve dedicaré un especial en Youtube, y Joël Parnotte, dibujante de La sangre de los porfirio, una saga que también publicó Norma -el primer ciclo- hace ahora una década y que un servidor lleva buscando un tiempo. De esas cosas que uno busca en los stands de los Salones, aunque hoy por hoy no ha habido suerte.
El maestro de armas es un cómic E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R. Sin rodeos. Lo compré el pasado fin de semana en la Feria del libro de Madrid, empecé a leerlo esa misma tarde, me fui a cenar por la capital y, de vuelta, ya cerca de las una de la mañana, tuve que volver a cogerlo y no pude acostarme hasta terminarlo. Creo que esto dice mucho de esta nueva propuesta del guionista de tan tremendas sagas como Long John Silver o El Tercer Testamento.
La ambientación y el eje central en donde nos sitúa Dorison son perfectos. El conflicto entre los papistas o católicos puristas que defendían que la biblia no debía traducirse a una lengua vulgar -francés- y los emergentes protestantes, que sí creían que la palabra de Dios debía ser accesible al pueblo, es un momento histórico que apenas se ha exprimido en el noveno arte. La aventura que proponen los artistas, con este panorama como fondo, demuestra una vez más hasta qué punto se puede disfrutar de una trama sin tregua y cargada de espadazos a la par que te empapas, (in)directamente, de una buena lección de historia.
Me ha resultado un periodo histórico al que se le puede sacar muchísimo jugo y, de hecho, la lectura de El Maestro de armas me ha dejado con muchas ganas de más -¿tendremos un segundo ciclo?-. No te inquietes si el tema es desconocido para ti (también lo era para mi), ya que los artistas en una brevísima introducción te dan las claves que necesitas para comprenderlo absolutamente todo. Si, por el contrario, crees que este enfrentamiento religioso carece de interés, no podías estar más equivocado: en una época en la que la Iglesia era el máximo poder y el latín o griego eran lenguas solo conocidas por algunas altas esferas, la "verdad" de la palabra de Dios solo estaba al alcance de los poderosos, pudiendo hacer y deshacer a su antojo bajo la excusa del que se sabe único conocedor de la Ley. Una bomba a punto de estallar.
Pero si Dorison sigue manteniendo su posición como uno de los grandes guionistas de la bd francobelga actual, junto a otro genio como es Fabien Nury, Joël Parnotte, dibujante que no se ha prodigado mucho en nuestro país, le da a la historia una potencia visual que eleva el cómic un peldaño más allá.
Solo tengo un pero, acrecentado, evidentemente, por mi deseo de que la historia no acabara: el desenlace. Pese a suponer la guinda del pastel, pienso que los artistas lo abordan con una marcha más de la que le hubiera encajado. Tal vez hablamos de cinco páginas más en las que habernos deleitado con el epílogo, pero es un pequeñísimo detalle que me impide darle el 10... ¡estamos ante un 9'5!
La lectura enriquece el alma,
