PDM nos cuenta, de forma autobiográfica, cómo su autor, Pierre Paquet, llegó a fundar la editorial suiza Paquet. Los entresijos del mundo editorial, la relación con los autores, el espacio que queda para buscar una relación y un nexo que ponía en común todo ello: Fiston, su perro.
Sí, yo pensé lo mismo. ¡Esta historia tiene que molar mucho! Sin embargo, cuál fue mi decepción cuando la forma en que Pierre cuenta esta parte de su propia historia resulta ser bastante lineal y, según en qué momento, hasta aburrida.
Yo esperaba una historia emocionante sobre la relación del protagonista con su perro y, aunque en el fondo planea esa reflexión sobre si el humano rescata al perro o es el perro el que salva al humano, esta relación, como motor del protagonista, se toca de un modo bastante superficial, haciendo más hincapié en las relaciones sexuales del autor y sus desencuentros con gente del mundillo.
Sí se salva, por supuesto, el dibujante e ilustrador de esta obra, Jesús Alonso Iglesias, al que ya conocimos con El fantasma de Gaudí junto al genial El Torres. El trabajo de este artista es más que ejemplar, una pena que en este caso el guión no le haya acompañado para nada, pero no por ello hemos de obviar el esfuerzo narrativo del ilustrador y su gran capacidad para transmitir con las expresiones faciales y los ritmos de las secuencias.
La lectura enriquece el alma,