¿Imaginas una Guerra de Vietnam en clave de ciencia ficción? ¿Con saltos espaciales, agujeros negros que permiten viajar a miles de años luz de distancia, paradojas temporales y dos razas en guerra?
Joe William Haldeman, americano que fue enviado a la fuerza a Vietnam, así lo hizo. Y el resultado fue una novela multipremiada que, años después, se adaptaría a cómic:
La guerra interminable y Libre para siempre.
La guerra interminable y Libre para siempre, podríamos decir que son los dos ciclos de esta epopeya espacial, obra de Haldeman y Mark Van Oppen (Marvano, para los amigos) -a ninguno de los autores se les ha conocido más obras por nuestras fronteras-.
Esta saga de ficción revisa la guerra de Vietnam desde un punto de vista totalmente antibelicista pero, como precisa su propio autor, no "anti-militarista", pues no tiene nada en contra de los soldados que, meramente, cumplen órdenes y, a veces, incluso lo hacen sugestionados hasta niveles insospechados por el Alto Mando.
¿Deja el ser humano de ser racional por el mero hecho de responder ante un superior en la jerarquía militar? Haldeman no evita esta pregunta a lo largo de la saga, pero sí que la justifica en base a las circunstancias que viven los protagonistas y su "resignación" a las mismas.
El porqué seguir enrolado en un Ejército en el que solo eres uno más, y en el que la individualidad de la vida ha dejado paso al bien conjunto y superior, es bien simple: cuando vuelves de una intervención militar a miles de años luz de distancia, y tras varios saltos en el tiempo, te encuentras con que por ti solo han pasado dos años, mientras que tu hogar ha visto pasar por su ventana más de trescientas primaveras. ¿Conclusión? No te queda nada, no te espera nada... y no reconoces nada.
Esta sensación, vivida por la inmensa mayoría de soldados americanos que pudieron regresar vivos de Vietnam, se eleva a la enésima potencia en La guerra interminable, un cómic que busca delatar con enorme luz a los monstruos que hacen la guerra, a esa maquinaria de "bajas asumibles" y a su infinita absurdidad, equiparándola a la inmensidad del universo.
Mientras que el primer ciclo, La guerra interminable, me parece realmente interesante, precisamente por ese paralelismo que, a través de la exageración, desmenuza la realidad, Libre para siempre se adentra de lleno en el campo de la ciencia ficción, abandonando esa comparación de partida que, para mí, era el punto de mayor interés de la historia, ofreciendo un final para nuestros protagonistas iniciales que, en un último embate, decanta la balanza apenas sin venir a cuento hacia el lado de la "ficción", en detrimento de la "ciencia".
Dicho esto, solo decirte que el primer ciclo, La guerra interminable, supone una aventura autoconclusiva en sí misma. De hecho, no fue hasta años después que el tándem Haldeman - Marvano se decidió a regalarnos un segundo y último ciclo. Investigando un poco he encontrado que allá por la década de los 90, Ediciones Junior editó los tres números que componen La guerra interminable, y en mi opinión, lo mejor hubiera sido dejar la saga como estaba, pero... ¡a saber quién encuentra eso ahora!
Sea como fuere, este integral que editó Norma hace unos años es una mezcla entre cómic bélico y de ciencia ficción satisfactoria -en donde pesa mucho más esta última, pese a las apariencias-, más interesante en su primera parte que en la segunda, pero igualmente disfrutable.
La lectura enriquece el alma,
Dani S.