El Gipsy.
O El Gitano, qué más da.
La cuestión es que se trata de un tipo que recorre la Autopista Tricontinental en su camión, transportando mercancía más o menos peligrosa para ganarse la vida.
Ah, sí, me olvidaba. ¿Autopista Tricontinental? Bueno... Nos encontramos en un futuro cercano, pero incierto, en el que el cambio climático ha terminado por desestabilizar un mundo diezmado por la escasez de recursos, la guerra y un capitalismo feroz.
Para colmo, un agujero en la capa de ozono impide todo vehículo aéreo, así que el transporte se traduce en una inmensa autopista que une continentes y cruza mares congelados.
Bajo esta alocada apariencia se esconde toda una joya que dos portentos, Thierry Smolderen (Recuerdos del Imperio del átomo) y Enrico Marini (El escorpión, Las águilas de Roma) crearon allá por el 1993, y que se alargó hasta alcanzar los seis álbumes en 2002.
Gipsy es un cómic gamberro, frenético, repleto de acción y con muchos, muchos kilómetros del entretenimiento más puro y duro. Bajo esa curiosa excusa de la Autopista Tricontinental, Smolderen y Marini llevan a su malencarado protagonista por América, Siberia, el corazón de Rusia, Alemania, Oriente Medio y México, de aventura en aventura, y siempre a bordo de su preciado camión.
Concebido como un tipo duro de esos que aúnan todos los clichés a sus espaldas, el Gipsy habla muchas veces de sí mismo en tercera persona, es egocéntrico, gracioso muchas veces por su simplismo, solo mira por su propio beneficio, siempre tiene una última palabra desafiante y no le gusta depender de absolutamente nadie. Representa esa criatura, nacida a espaldas del salvaje ogro capitalista del postcataclismo, que se ha hecho a sí misma y supone una molestia infernal -e inmortal- para todo el que se cruza en su camino. Una suerte de Chuck Norris mercenario, rudo como un neandertal que sabe que la única ley vigente en un ambiente hostil es la del que atiza más fuerte. La del que aguanta más golpes. Y la del que desenfunda más rápido.
Norma Editorial recopiló en este tochaco que hoy nos ocupa (45 eurazos) los seis cómics en los que se compuso la saga, que podríamos decir que recogen un primer ciclo, compuesto por los tres primeros, y tres aventuras autoconclusivas más que, si bien dependen en mayor o menor medida de hechos o personajes anteriores, inician y concluyen una aventura del Gipsy. Sin lugar a dudas, y aunque los seis álbumes son todo un festival de buen -y burro- gusto y entretenimiento elevado a la enésima potencia, el primer ciclo es la auténtica joya.
No puedo sino recomendarte la lectura de Gipsy si te gusta lo que has leído hasta aquí, más aún teniendo en cuenta que a los lápices no tenemos a otro que al mismísimo Enrico Marini y su paleta de color de impacto.
Un ladrillaco que bien se merece un sitio en tu estantería.
La lectura enriquece el alma,
Dani S.