Proclamada como uno de los grandes nombres femeninos de la bande dessinée de finales de siglo y comienzos del XXI, Caroline Baldwin es la creación suprema de André Taymans:
Una detective independiente, con un cierto aire melancólico, alcohólica, muy testaruda y con raíces indias, aunque afincada en Nueva York.
A lo largo de más de veinte años, Taymans lleva regalando a sus lectores un total de diecisiete álbumes de su heroína. Hoy, reseño este integral de Yermo Ediciones, que recopila los cuatro primeros capítulos de Caroline Baldwin.
André Taymans (Lefranc, Ella Mahé, Las tribulaciones de Roxane) tiene una forma de narrar ciertamente cinematográfica, por lo que he podido constatar en este primer integral de Caroline Baldwin: bruscos cortes entre secuencias, diferentes perspectivas del personaje mientras camina de un punto a otro, mostrando distintas tomas de las calles, edificios o montañas que recorre, diálogos ágiles y directos al grano, etc. Es algo que no suelo ver en los cómics que he disfrutado últimamente, y que le da al thriller un toque atractivo... ¡hasta que llegas a la tercera aventura con exactamente la misma estructura!
En sí, el personaje de Caroline Baldwin es llamativo: libre, pero melancólico, inteligente, pero inocente, dura, pero sensible... Toda ella es un compendio de dualidades y contradicciones que te enganchan, pero el talón de aquiles de la saga cabecera de Taymans radica en su incapacidad para rompernos los esquemas, al menos, en este primer integral.
Compuesto por cuatro álbumes que recogen tres historias autoconclusivas de la detective, lo que al principio -Moon river- resulta ser refrescante, se convierte en curioso con Contrato 48-A y termina siendo una aburrida monotonía con Rojo piscina y El último baile. Y esto ocurre porque todas las historias siguen una misma estructura: el caso llega a manos de Baldwin, la investigación se complica y, en las últimas páginas, todo se resuelve con mayor o menor premura en un arrebato de sinceridad de los malos o con la aparición de una idónea carta.
El apartado gráfico, sin embargo, me resulta muy agradable. Es cierto que hablamos de una línea clara bastante pura, en la que los degradados y sombras tan solo tienen un papel testimonial, pero esto hace que el resultado final sea muy vistoso y que transmita, pese a lo estático de algunas secuencias, principalmente las de mayor acción.
Dicho esto, mencionar que, como dije al principio, en Francia han aparecido un total de diecisiete álbumes hasta la fecha -el último, Narco-Tango, en noviembre de 2017), y Yermo ha recopilado los dieciséis primeros en cuatro integrales, por lo que, de seguir publicando la obra del autor, aún quedarán años para volver a ver a esta detective en castellano.
Sin embargo, no fue la primera editorial que se interesó en Caroline Baldwin, y es que desde que comenzó su andadura -1996-, dos editoriales más nos la trajeron, aunque sin mucha suerte. La primera de ellas, Casterman, publicó cinco álbumes y, la segunda, Netcom2, tan solo editó dos tomos. Por ello, y aunque parece que la maldición se ha roto con la editorial catalana... ¿quién sabe lo que nos deparará el futuro?
Por ahora, podemos contentarnos con que se trata de álbumes autoconclusivos en su inmensa mayoría, y con el hecho de haber cuatro tomos ya esperando en las librerías. La cuestión es que, tras este primer integral, la sensación que me queda es de no estar muy seguro de que los sucesivos números me vayan a aportar mucho más de lo leído hasta ahora. Aún así, una saga con esa longevidad en el país vecino siempre merece una segunda oportunidad, más teniendo en cuenta que los cuatro álbumes de este integral comprenden al periodo comprendido entre 1996 y 1999, por lo que André Taymans no tuvo mucho tiempo para evolucionar y pulir flecos.
La lectura enriquece el alma,
Dani S.